Algunos no se pueden resistir. Cuando tienen dos pollas al alcance de su boca, no pueden controlarse y aunque comiencen comiéndolas de una en una, terminan por llevarse los dos rabos a la par dentro de sus fauces. Puede que primero prefieran sólo lamer los dos cipotes a la vez, o incluso chuparlos de una sola atacada, juntando los capullos pero sin tener que introducirlos plenamente en la boca. Pero los más ansiosos no se conforman sólo con eso: abrirán la bocaza de par en par para tragarse los rabos de dos en dos. Esto sí que es tener hambre de polla ; P
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