Sin lugar a dudas una buena doma de caballo y cabalgada es todo un ejercicio y arte que merece ser disfrutado por un público que se deleite admirando semejante maestría sobre el rocín. Estos jinetes están sobradamente orgullosos de sus caballos y de las domas y galopadas que compenetradamente ejercen sobre ellos, que gustan de cabalgar frente a su público. Y desde luego al público también debe de gustarle, y mucho, el espectáculo que ven, a juzgar por la "alegría" que muestran en cierta zona enarbolada de su cuerpo... ; )
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